Por: Pablo Fernandez S. Convertida en una de las profesiones más
demandadas de los últimos años, la Gestión Ambiental se ha convertido en un
requisito obligatorio para organizaciones o empresas que deseen certificar sus
actividades respetando al medio ambiente. Por tanto, esta práctica reciente, sigue
siendo una ciencia en evolución
constante y mejora continua.
Como en otras áreas profesionales existen
tímidamente dos corrientes antagónicas que declaran, ambas, tener certeza en su
accionar. Por un lado, algunos especialistas en el tema recomiendan seguir al
pie de la letra las premisas de la Norma ISO 14001 y aplicar sus
recomendaciones tal cual su interpretación. En la vereda de enfrente se sitúan
aquellos profesionales que por el contrario preconizan “adaptar” las
recomendaciones de la Norma a cada organización, basándose siempre en el
contexto de cada situación (el entorno). La Norma es una sola, pero tipos de
organizaciones hay muchas. La pregunta que se plantea es: ¿Qué corriente elegir?,
bueno, como la mayoría de las veces la respuesta no es draconiana.
Inicialmente hay que entender que la
Gestión Ambiental es una “caja de herramientas” que nos permite construir un
Sistema de Manejo Ambiental desde su raíz, siempre y cuando sepamos utilizar
los instrumentos adecuados cada vez, algo que no es nada fácil. Además, al no
ser una ciencia exacta lejos esta de funcionar al 100%, ergo los postulados de
mejora continua y revisión periódica. Sin embargo, de alguna manera la
debilidad es la fortaleza de la Gestión Ambiental. Las innumerables variables
que hacen de cada empresa u organización “únicas” nos da la pista para entender
que nuestro espíritu crítico debe ser igualmente “único”, cada vez. La clave
será entonces entender pero sobre todo interpretar las necesidades de la
organización, de forma que la Política Ambiental y los objetivos medio
ambientales estén en completa sincronía, sin comprometer su estabilidad
financiera.
Para ello deberemos hacer hincapié,
primero, en asegurar que el convencimiento de la Alta Dirección respecto al
esfuerzo que significa implementar un sistema de control rígido existe, e
implica un compromiso técnico y organizativo importante. Segundo, la Dirección
debe plantearse objetivos y metas medioambientales lógicas, de acuerdo a sus
necesidades y recursos, lo que puede revelar que en un momento dado la
organización no este en capacidad de alcanzar una certificación ISO 14001 en el
corto o mediano plazo. Este análisis concreto, nos deberá ayudar a identificar
las debilidades de la organización de cara a cumplir con los requerimientos
mínimos que sugiere la Norma ISO-14001:
2004, y dirigir nuestros esfuerzos en esta dirección.
Para lograr la correcta y eficaz implantación
de un Sistema de Gestión Medioambiental (SGMA) tendremos en cuenta, antes que
todo, las necesidades reales y potenciales de la organización que ha decidido
llevar a cabo este proceso.
La nueva versión 2015 de la norma ISO 14001 se encuentra mejor estructurada y da una mayor peso al compromiso de la organización con el ambiente,
ResponderEliminarRecomiendo este programa para las personas que deseen profundizar sus conocimientos en ISO 14001,
Diplomado ISO 14001 2015
Saludos!!